martes, 23 de octubre de 2012

Valdoviño

Praia da Frouxeira


Recalé en Valdoviño un miércoles 8 de agosto. Un día extremadamente caluroso.
Tras registrarme en el camping, montar la tienda y descargar todos los artilugios que hacen la estancia más cómoda, comí un poco y dediqué esas horas del mediodía, cuando el sol castiga con más fuerza, a descansar un rato.
Hacia las seis de la tarde decidí darme un pequeño paseo por la playa y sus alrededores.
He de confesar que el espectáculo que se me ofrecía invitaba a salir corriendo de allí. Yo venía de una pequeña aldea en la ría de Muxía y Camariñas, Leis concretamente, y aquélla todavía es una zona tranquila y donde aún no ha llegado la masificación, por lo que encontrarme con miles de coches aparcados hasta en campos donde se había desbrozado la maleza y cientos de coches se afanaban intentando buscar un hueco desesperadamente, no era lo que venía buscando.
Sólo quería un lugar tranquilo donde pasar unos días haciendo fotos y leyendo en mis ratos libres.
El paseo que hace de frontera entre la carretera y la playa se encontraba inundado de gente sentada sobre la hierba, mantel desplegado y diversas bebidas sobre la misma, mientras algunas personas buscaban ese pequeño punto de sombra sobre la base misma de los árboles para echar una cabezadita.
Confieso que estuve a punto de recoger las cosas y marcharme a otro sitio. ¿Pero a dónde?
Los tres siguientes días fueron más de lo mismo. Al parecer este fenómeno invasivo es directamente proporcional al aumento de temperaturas...
Benidorm o la playa de la Concha parecía aquello.
Dediqué esos días a recorrer los puntos que previamente traía en mi agenda intentando buscar posibles puntos de interés fotográfico. Unos cielos absolutamente limpios y temperaturas más propias del sur no me motivaban en absoluto.
Varios días después y con el descenso de temperaturas, se cumplía la fórmula matemática y la playa recuperaba espacios.

La zona no se merece este tipo de comentarios. Es una playa preciosa a la que acompañan unas dunas y una laguna interior. Su oleaje, similar al de otras zonas de costa cercana, invitan a los surfistas a adentrarse en ellas. La presión urbanística no ha llegado todavía a alcanzar niveles muy preocupantes, pero seguramente y con el tiempo, acabemos arruinando toda la zona.

Con posterioridad disfruté mucho de los paseos que a horas muy tempranas y muy tardías me concedía. A esas horas eran escasas las personas y muchas las gaviotas.
Aunque no soy amigo de la fotografía deportiva y el tiempo no nos regaló grandes olas, es inevitable que algunas de las fotos de la playa contemplen a estos amantes de las tablas. Eso sí, como meros figurantes de la misma.

¿Te servirá esta foto para relajarte en Pilates?







1 comentarios:

  1. Creo que nunca vi unas fotos de Valdoviño tan bien buscadas, tan llenas de luz, tan amables de contenido y tan relajantes.
    Menos mal que has conseguido dejar fuera a los guiris, menos mal...

    Abrazos!!

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