miércoles, 20 de junio de 2012

Momentos...

Hay ocasiones en las que uno coge los bártulos fotográficos y sale por ahí con la intención de intentar capturar tan solo un instante de todo aquello que se muestra ante nuestros ojos.
Ves algo que te llama la atención, encuadras como mejor sabes o puedes, analizas la luz, la mides, eliges velocidades y diafragmas y terminas disparando. Exprimes el lugar buscando ángulos diferentes, elementos que mejoren la composición y tras una serie de disparos, marchas en busca de nuevas "piezas" que llevarte.
Una vez en casa miras detenidamente el resultado de la sesión y compruebas, como casi siempre, que la foto que pensabas era la mejor no lo es y que hay alguna otra a la que puedes sacarle un mejor partido. Ocurre con frecuencia.
Sin embargo y de forma puntual hay sesiones en las que tropiezas con algo que te acelera el corazón y lo desboca. En otras observas lo que ves, intuyes que algo puede ocurrir y te quedas a la espera de que pueda producirse. El resultado final es el mismo.
Estas dos fotos son el producto de una larga espera consecuencia de la intuición. En ambos casos esperaba "un momento" pero cuando éste se produjo superó con creces lo esperado.

Un ocho de enero de 2009 se produjo una gran nevada en un espacio de 3 horas.
Naturalmente salí por Pasai Donibane a contemplar el espectáculo y de paso sacar alguna foto de este inusual acontecimiento.
Después de un par de horas crucé la motora a San Pedro con la intención de subir a la carretera que termina en el Faro de la Plata. Subida fatigosa ésta, ya que además de cargar con la cámara, mochila de material fotográfico y trípode, la cuesta fue un continuo resbalarse.
La intención era llegar hasta un mirador desde el que se puede contemplar toda la bahía, desde la bocana de entrada hasta Errentería, pero el cielo oscurecía rápidamente y pensé que no llegaría a tiempo. Desde allí el espectáculo era formidable. Raramente vemos nieve por aquí y ello hace que resulte aún mas sorprendente.
Sin embargo, resultaba todo muy igual, faltaba algo que le diera ese punto especial al paisaje.
Se me ocurrió esperar a que se encendieran las luces del alumbrado público con la esperanza de que esto aportara ese plus necesario.
Tras casi una hora de espera, empezaron a encenderse las farolas. Unos minutos después y creciendo en intensidad, el espectáculo que se ofrecía ante mí superaba con mucho las expectativas.
El paisaje nevado, de colores fríos, se llenó de pequeños puntos de luz cálidos.
Me quedé sin palabras, absolutamente quieto y sin poder quitar la vista de lo que tenía delante. Un enorme regalo el que se me ofrecía.
Tras casi 10 minutos de contemplación, saqué varias fotos y ésta panorámica es el resultado de la unión de 7 fotos.
He de decir sinceramente que me marché absolutamente satisfecho de ese momento. Saber si sería capaz de unir bien esas 7 fotos no me preocupaba demasiado. Llevaba la imagen en la retina y no he podido olvidar aquella tarde.

Pasai Donibane. Panorámica compuesta por la unión de 7 fotos.

Y allá por el 16 de octubre del mismo año y tras una tormentosa noche en Eratsun, me levanté muy temprano, cogí el coche y me dirigí hacia Saldías.
Llovía copiosamente y cargado con los trastos y un generoso paraguas, recorrí el pueblo sin mucho ánimo, la verdad. Aquello no pintaba bien y la lluvia no paraba.
Así que decidí salir del pueblo andando con la intención de verlo desde la distancia. Cogí una carretera local y después de casi dos kilómetros encontré un punto que me ofrecía una bonita panorámica del pueblo. El lugar elegido era perfecto siempre y cuando el tiempo mejorara. Monté el trípode en la cuneta, coloqué la cámara y a esperar. A las nueve de la mañana y en aquel lugar era motivo de extrañeza para los pocos coches que por allí pasaron. Miraban con curiosidad qué demonios hacía ese tío allí, quieto, con un trípode y un paraguas a esas horas y con la que caía.
Unos 40 minutos después la lluvía empezó a concederse descansos.  Y en esos descansos no dejaban de pasar tímidamente pequeñas nubes por el pueblo.
Empecé a pensar que allí había foto. Era cuestión de esperar y rezar que no volviera la lluvia.
Y volvió a suceder, el cielo empezó a abrirse tímidamente y me ofreció otro de esos momentos especiales.
Daba igual ya como transcurriera el resto del día.

Saldias. Panorámica compuesta por la unión de 5 fotos.

2 comentarios:

  1. Ya conocía la primera de las panorámicas. Si no recuerdo mal la tenias impresa en una tienda en pasaia. Tienes un don especial con ellas. Les das el punto ideal de "amplitud" para convertirlas en un gran paisaje.

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  2. Recuerdo perfectamente la panorámica de Pasaia. No se me olvidará jamás porque es cuando andábamos trasteando en "Gipuzkoan".Mis primeras intenciones y el descubrimiento de un gran fotógrafo como tú. De la segunda, que decirte, increíble el momento. Buena intuición y buena ejecución.

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